Este sábado 18 de junio del presente año, a las diez de la mañana, se vistió de alegría y regocijo la feligresía que hacen vida en la parroquia “Santo Domingo de Guzmán”, ubicada en ciudad Bolivia Pedraza del estado Barinas; ya que un hijo de Dios recibiría su ordenación episcopal en esta localidad es por ello que una nutrida asistencia de feligreses junto a un grupo de familiares y amigos, esperaban con alegría la llegada del Pbro Polito Rodríguez Méndez quien fuese nombrado por su Santidad el Papa Francisco como Obispo de la Diócesis de San Carlos del estado Cojedes el 08 de abril de 2016.
La ceremonia eclesiástica estuvo presidida por el Excmo Mons. José Luis Azuaje Ayala Obispo de la Diócesis de Barinas y Primer Vice- presidente de la CEV, entre los obispos ordenantes se encontraban el Excmo Mons. Aldo Giordano, nuncio apostólico de Su Santidad en Venezuela, Excmo. Mons. Antonio José López Castillo, Excmo. Mons. Ramón Antonio Linares Sandoval, Excmo Mons. José de la Trinidad Valera, Excmos. Arzobispos y Obispos de Venezuela.
El ordenante que hoy se consagra fue escogido para esta nueva misión pastoral por ser un hombre de Dios, que no se rinde antes las adversidades sino que las afronta con mucha carisma y oración, posee una vocación extraordinaria de servicio ya que siempre ha estado y estará entre su pueblo, cualidades que un obispo debe tener ya que será el nuevo guía y profeta que llevará al pueblo de Dios al camino de verdad que es Jesús, él debe caminar delante del pueblo, caminar en medio del pueblo y detrás del pueblo”, así como Cristo camina con nosotros. Por su parte el Excmo Mons. Polito Rodríguez Méndez al finalizar la ordenación episcopal y ya con todas las insignias episcopales, dio gracias a Dios por este servicio al que ha sido llamado, pidiendo a la feligresía allí presente mucha oración por su ministerio pastoral.
Cabe destacar que el Excmo Mons. Polito Rodríguez Méndez es el IV Obispo de la Diócesis de San Carlos quien tomará posesión el 25 de junio de 2016.
Palabras del Excmo Mons. Polito Rodríguez Méndez
Con mucha alegría y con una gran confianza en Cristo Resucitado recibí la noticia de mi elección como obispo y más aún cuando hoy por imposición de manos de mis hermanos en el episcopado y la oración consecratoria me he hecho obispo, sucesor de los apóstoles, pastor de una grey y miembro del Colegio Episcopal.
Bien cabe parafrasear las palabras del salmista “sí, el Señor ha hecho grandes cosas por nosotros y estamos alegres” o como lo indica más adelante el mismo salmo “Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando trayendo sus gavillas”. Sal 125
El Señor me ha hecho obispo para ejercer la triple función que le compete a un pastor como es la de enseñar, expresión más alta de la caridad, porque es ayudar a salir aquellos del desconocimiento al camino de la verdad y más aún cuando se hace con la sabiduría de Dios, la paciencia de los sabios y la alegría de los santos.
Fui hecho obispo para santificar y santificar no es otra cosa que devolverle la gracia de Dios como instrumento suyo aquellos que por una razón u otra la han perdido o en su defecto no la han alcanzado. Para ello los sacramentos son la expresión más hermosa y los canales por excelencia donde fluye la vida y la bendición de Dios hacia sus hijos.
Además, he sido constituido obispo para regir una Porción del pueblo de Dios, donde acompañado de la caridad, autoridad discreta, el discernimiento y la prudencia podré tomar decisiones que beneficie el pueblo de Dios.
Voy a la Diócesis de San Carlos, con una gran confianza en la Santísima Trinidad, la Virgen María bajo la advocación de la Madre del Divino Pastor, Doncella de los llanos Cojedeños, San Miguel Arcángel y todos los santos.
Voy a cosechar los frutos de los obispos que me han precedido y del trabajo abnegado de mis hermanos sacerdotes, además confiando en un laicado que está consciente de la importancia que tiene la evangelización, la organización de las pequeñas comunidades eclesiales y la formación.
Hermanas y hermanos que día tan grande y hermoso para mi vida, pero también para ustedes quienes han sido testigo de esta Solemne Eucaristía, de las bendiciones que Dios tiene para sus hijos y de lo que el Espíritu Santo puede hacer en cada uno de nosotros cuando nos abrimos a la gracia, respondemos con generosidad, con libertad y hacemos en definitiva la opción fundamental por Él.
Que esta gran celebración quede plasmada en las páginas de la historia de la Iglesia Venezolana, pero en especial de esta querida Diócesis de Barinas a quien le debo tanto, y por qué no decir Ciudad Bolivia Pedraza. Comunidad donde inició mi sacerdocio como Vicario Cooperador y más tarde como párroco.
Doy gracias a Dios por haberme llamado a la vida, por incorporarme a su Iglesia a través del sacramento del bautismo, por el llamado que me ha hecho a ser sacerdote y ahora aprestar mi servicio como obispo. Gracias también a la Santísima Virgen María bajo la advocación de Guadalupe, a San Miguel Arcángel y los santos. De ellos he sentido la compañía y el auxilio inmediato cuanto lo he requerido.
Agradezco a su santidad el Papa Francisco por haberme elegido obispo para la Diócesis de San Carlos. Pido a su excelencia Mons. Aldo Giordano Nuncio Apostólico en Venezuela, que le haga llegar nuestro saludo, nuestra oración y la adhesión en la fe de la Iglesia que peregrina en los llanos cojedeños.
Quiero agradecer a cada uno de los obispos presentes, que haciendo un gran esfuerzo pero con un gran sentido de fraternidad, hicieron un alto en sus agendas de trabajo para acompañarme en mi ordenación episcopal.
Gracias Mons. Antonio López Castillo, Arzobispo de Barquisimeto quien por la gracia de Dios me ordenó sacerdote y me incardinó a esta Diócesis de Barinas. A Mons. Ramón Antonio Linares, compañero y amigo de camino con quien he compartido más años de mi ministerio sacerdotal. A Mons. José Luis Azuaje, maestro y pastor, una vez asumida la Diócesis no dudó en confiar en mí y darme todo el apoyo que requería como sacerdote. Además ha tenido la bella oportunidad en el marco de los 50 años de la Diócesis ordenarme obispo para la gloria de Dios y el servicio de los hermanos.
Agradezco a los sacerdotes hermanos y amigos de otras diócesis que han querido hacerse presente en este día tan especial para mi vida y de la Iglesia.
A cada uno de mis hermanos del presbiterio de Barinas, mil gracias por todo lo que hemos compartido, la paciencia que me han tenido y por todo el bien que podrán hacer en favor de mi ministerio episcopal.
Quiero agradecer al padre Paolo Burelli, operario diocesano y primer rector; junto a él a todos los sacerdotes de la hermandad por haberme ayudado y colocado las bases de mi sacerdocio.
A los seminarios donde me formé: Centro de Estudios Monsen Sol, Santa Rosa de lima y San José del Hatillo en Caracas. A los padres formadores, Mons. Fredy Fuenmayor, a Mons. Saúl Figueroa, Mons. José Manuel Romero, Mons. Jesús Gonzales de Zarate, el Pbro. Carlos Rodríguez, a los padres jesuitas, Leocadio Jiménez, Mario Moreno, también Daniel Redondo, Adalberto Sayas, Rafael Cartaya, entre otros que tuvieron presentes en mi formación.
Agradezco a las autoridades y profesores de la Universidad de la Santa Cruz en Roma y la Fermín Toro de Barquisimeto, donde tuve la oportunidad de formarme. También mi gratitud se dirige a las distintas parroquias o comunidades donde he prestado mi servicio sacerdotal: el Cantón, Punta de Piedra, Cuatricentenaria, Iglesia Catedral, el Seminario Nuestra Señora del Pilar. Mi cariño y gratitud a los formadores del Seminario Ntra. Sra. del Pilar, a los padres eudistas y Mons. Eduardo Contreras con quienes he hecho equipo de trabajo.
Últimamente he prestado mi servicio sacerdotal como Subsecretario de la Conferencia Episcopal. A los directores, al personal obrero, administrativo, en especial Mons. Víctor Hugo Basabe, Secretario de la misma y que hace escasamente un mes se ordenó obispo para la Diócesis de San Felipe, gracias por la amistad, por el apoyo y todo lo que me han enseñado.
En este orden de ideas agradezco al padre Douglas Buenaño párroco de la Iglesia de la anunciación del Valle en Caracas, quien me permitió los fines de semana hacer apostolado y que hoy me acompaña con un grupo de laicos de la misma.
Mil gracias también y bendiciones para mi tía, mis hermanos, sobrinos y primos que están presente, estoy seguro que mi queridos padres Juan Rodríguez y Paula Méndez, están gozosos en el cielo por tener a un hijo obispo.
Quiero gradecer al párroco de esta comunidad Rivelino Cáceres quien no ha escatimados esfuerzos durante todos estos días preparando mi ordenación y para que todos se sintieran bien. Junto al padre Rivelino, mi gratitud también para todos los sacerdotes, el coro y grupos de apostolado, que trabajaron en equipo y sumaron esfuerzo para que la liturgia fuera impecable y los visitantes pudieran sentirse muy bien. Al sr. Alcalde del municipio Pedraza, los diputados presentes, periodistas y a todos los que de una manera desinteresada trabajaron para que todos nos sintiéramos muy bien.
A los sacerdotes y laicos de mi amada Diócesis de San Carlos, Estado Cojedes, gracias por venir y estar presente en la ordenación de su obispo. El próximo sábado con la gracia de Dios, en la toma de posesión, les hablaré de una manera más cercana y amena, pero sepan desde ahora que tienen un hermano, un amigo y un pastor. Concluyo diciendo: quédate con nosotros Señor, porque la tarde está cayendo. Quédate en Venezuela, en la Iglesia Venezolana y en especial en nuestros corazones amén.
Fotos: Daniela Toro y Ana María Salgado Acosta