Cristo, al morir por los pecadores en la cruz del calvario, abrió la puerta de la reconciliación entre Dios y el hombre acercándolo más a él, por lo que pasamos de muerte a vida, ahora Dios nos aceptó como hijos tal como lo expresa el libro de Gálatas 4:6, ahora bien si somos hijos de Dios también recibimos al Espíritu Santo quien clama desde nuestro corazones y expresa ¡Abbá! que significa Padre.
Por tal motivo podemos decir que Dios mostro su amor para con la humanidad a través de Cristo, ya que él murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores, en el libro a los Efesios 2:1 expone que en algún tiempo estuvimos muertos a causa del pecados y con un corazón de rebeldía, con Cristo se nos dá una oportunidad, porque el Padre quien es rico en misericordia y verdad decidió que al enviar a Jesús y realizar el sacrificio perfecto nos daría la oportunidad de buscarle.
Cristo es ahora el camino que nos conduce al Padre, quien acepte la verdad acepta a Jesús y consigo al Espíritu Santo el cual doblega nuestras intenciones y pensamientos llevándolos cautivos a la obediencia en Cristo Jesús, es por ello que decimos que ya no vivo yo sino Cristo vive en mí. 
Hoy día debemos vivir con alegría el evangelio ya que con certeza y convicción vivimos con una esperanza, esperanza que no será defraudada ya que la hemos puesto en Dios, por él es que ahora pasamos de la muerte a la vida a través de la resurrección de Jesús, y por ello debemos andar según el Espíritu de Dios ya que reflejaríamos a través de nuestro testimonio de vida los frutos que demuestren que somos verdaderos hijos de Dios, con lo que diariamente vamos "creciendo en el conocimiento de Dios".
Tengamos presente que hoy estamos llamados a testificar el amor y la misericordia de Dios a través de nuestras acciones, siendo practicantes de las obras de misericordia para con todos, logrando trastocar las malas intenciones del mundo e irradiando la luz de Cristo.
Vivamos pues como Cristo Vivió
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