Cuando iniciamos un nuevo año litúrgico con la iniciación del Adviento, todo cristiano debe procurar su preparación espiritual para así festejar con alegría el nacimiento de Cristo. Para este año su duración será del 27 de noviembre al 18 de diciembre, dado que lo integran necesariamente los cuatro domingos más próximos a la festividad de la Natividad; es decir a la celebración litúrgica de la Navidad. Es un tiempo muy especial en el que debemos fortalecer nuestra vida de cristianos; tanto en la vida personal como en lo social; es poder reavivar las llamas vivas de la fe, la esperanza y el amor, lo que nos ayudara a ser mejores personas, liberando a la sociedad de tanto odio y rencor que vemos hoy día.
Este es el tiempo en que debemos ser fecundos y abiertos a la vida y la esperanza en nuestro Cristo Redentor. Y no es una esperanza cualquiera: debido a que esperamos con alegría al que es la razón de nuestra existencia... "Por quien vivimos, nos movemos, existimos, morimos y en el que resucitaremos". Sí. El Señor está tocando a tu puerta, esperando a que le invitemos a entrar a nuestras vidas y a nuestra familia; Él quiere entrar y habitar en nosotros y en el mundo entero; esto significa, según Pablo VI en su Carta: "Evangelización en el mundo contemporáneo", que: "Nada de la experiencia humana es ajena a la Evangelización". Por eso, esperamos a Jesús, en este Adviento 2016.
Que este tiempo de Adviento, que comenzaremos el próximo domingo, sea una verdadera 'vigilia'; mostrando a través de nuestros frutos de arrepentimiento que estamos dispuestos a dejar entrar a Jesús a nuestras vidas, para que sea Él quien tome el control de todo, logrando así cumplir con la misión Evangelizadora y Transformadora de todos los tiempos como es hablar y vivir como Cristo, es decir mostrando a través de nuestros compromisos, que ha llegado la hora de Dios, especialmente para los 'pobres' y oprimidos. Entonces, podremos decir que nuestro Adviento es de una 'espera comprometida' para llevar adelante, la liberación de Jesús, su Reino, que ya está entre nosotros, llamándonos a la 'conversión' a Dios y al hermano.
Les invitamos pues a que vivan a plenitud este adviento y que María Santísima bajo la advocación de Guadalupe les guíe y les encamine en los gloriosos misterios de Cristo Resucitado.
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